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Disneylandia y Chapoteaderos / Disneyland and Kiddy Pools — Fernando Ausin

diciembre 15, 2009

Estoy participando en la conferencia del Panel Internacional del Cambio Climático de las Naciones Unidas en Copenhague (COP15) como representante de la juventud Latinoamericana.  Un grupo internacional de organizaciones no-gubernamentales, incluyendo a 350, SustainUS, y la Delegación Juvenil Canadiense recaudaron los fondos para pagar los costos de 6 jóvenes Latinoamericanos para que representen a la region.  Soy afortunado de haber sido elegido como uno de ellos.

Decidí venir a la COP15 por varias razones.  Primero, por que la juventud Latinoamericana casi no ha sido representada en las pláticas climáticas anteriormente.  Segundo, hace unos años reconocí que el cambio climático es el reto mas importante de nuestros tiempos… y encontrar soluciones para combatirlo, la oportunidad mas grande de nuestra generación. Tercero, estoy siguiendo los consejos de mi profesor de la universidad con respecto al movimiento ambientalista juvenil:  “prepárense para el momento parteaguas.”  Es decir, estamos investigando, analizando y proponiendo soluciones para los retos en mano, para que sepamos que hacer cuando seamos responsables de crear la política oficial y hacer los cambios necesarios cuando lleguemos al poder.

El llegar a Copenhague fue bastante fácil.  Un país altamente industrializado y “primermundista”, Dinamarca presume de un sistema de transporte público limpio y eficiente que se basa en el sistema de honor típicamente Europeo.  Moverse por la ciudad es fácil y seguro, y las personas son amigables y ayudan a los turistas.  La ciudad brilla con los logotipos de “Hopenhague” (mezcla de la palabra Esperanza y Copenhague en Inglés) y los espectaculares corporativos anuncian sus esfuerzos de convertirse en empresas mas sustentables y verdes.

La conferencia pudiese percibirse como una cumbre de negocios típica.  Los representantes gubernamentales de todo el mundo se ocupan discutiendo las posiciones de sus países y colaborando con otros políticos para llegar a acuerdos.  Jefes de organizaciones civiles corren de sesión a sesión para hacer preguntas e impulsar sus agendas.  Y la juventud absorbe toda la información e investiga las propuestas detalladas para tratar de crear un impacto.  La conferencia resuena con emoción y trabajo hasta las altas horas de la noche.

Sin embargo, todo parece bastante falso.  Me siento como si entré a un Disneylandia ecológico, con su Mickey Mouse y amigos disfrazados de traje y corbata y los juegos reemplazados por conferencias y sesiones plenarias.    Y tal como la artificialidad de Disneylandia, la infraestructura de este lugar ha sido creada de tal manera que los humanos tiene control total sobre las bondades de la naturaleza.  Simple y sencillamente, la ciudad alberga animales de sangre caliente calentando artificialmente el interior de edificios de concreto al quemar combustibles fósiles—tres chimeneas muy altas de una planta de carbón nos recuerda de esto constantemente en toda la ciudad.  Los edificios, las luces brillantes, automóviles y aviones parecen estar completamente fuera de lugar en estos lugares tan fríos.

Este Disneylandia, sin embargo, es un evento bastante exclusivo al cual no todo mundo puede asistir.  Las acreditaciones han sido designadas con meses de anticipación a participantes pre-designados dado el supuesto valor que agregarán a la conferencia.  Al llegar aquí, entrar a la COP15 exige tres verificaciones de documentos y una   búsqueda completa de seguridad.  Entrar y salir del edificio de la COP15 exige mucho mas tiempo de lo esperado y me recuerda constantemente de la retórica tan rancia de que “todo lo que sea necesario en nombre de la seguridad.”   Políticamente, la mayoría de los acuerdos ya han sido acordados y preescritos con meses de anticipación.  Los países principales mandaron pequeñas delegaciones a la COP, ya que solo están aquí para calentar los asientos antes de que lleguen los Presidentes esta semana para firmar los documentos preacordados.  Las docenas de eventos simultáneos sirven de chapoteadero para organizaciones de la sociedad civil, la juventud y otros grupos minoritarios que vienen a presentar sus demandas mientras que los delegados “oficiales” juegan en la alberca grandota.

Sin embargo, el progreso si existe en este Mundo Disney.  El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) organizó una reunión la semana pasada entre las diferentes ONGs nacionales presentes en la COP15 para discutir la posición política del gobierno Mexicano y crear una propuesta conjunta de nuestras organizaciones para entregársela a la Delegación Mexicana.   Aunque México ya ha presentado sus planes estratégicos por medio del Plan Especial del Cambio Climático (PECC) y sus planes financieros de mitigación mediante su famoso Fondo Verde, las organizaciones civiles mexicanas no han tomado una  postura conjunta con respecto al cambio climático.   Nuestra primera reunión fue bastante débil—inclusive uno de los representantes de Greenpeace propuso esperar hasta la COP del próximo año en México para poder presionar con mas fuerza al gobierno mexicano—pero después de que reconocimos la importancia de exigirnos mas los unos a los otros y de nuestras organizaciones que venimos a representar, finalmente pudimos exigir mas de nuestros gobiernos  Reconocimos que somos mas miembros en la Delegación de organizaciones mexicanas que las 10 personas en la Delegación del Gobierno de México (quizás confirmando el hecho de que su postura ya ha sido decidida hace mucho tiempo.)  Hemos arreglado una reunión con la Delegación Mexicana esta noche y hemos estado trabajando arduamente la posición conjunta de la sociedad civil mexicana con nuestra lista de exigencias.  La profundidad de nuestra incidencia que juguemos esta semana hablará mucho de la flexibilidad y representatividad del gobierno mexicano y la COP15 en general.

Los retos sociopolíticos y macroeconómicos en la COP15 son muchos: si seguir o no con el Protocolo de Kyoto (una discusión bastante seria la semana pasada), las metas de reducción a los cuales cada país se comprometerá y que tipo de límites políticos y económicos cada país pondrá a sus industrias y sociedad en general.  Nuestro reto ecológico mundial, por la otra parte, está bastante fácil: reconocer los límites de nuestra Madre Tierra y aprender a respetarlos, por las buenas y bajo nuestro horario; o de lo contrario, la Madre Tierra quizás tenga que enseñarnos una lección, solo que esta vez sería por las malas y bajo sus condiciones.

Necesitamos utilizar a la COP15 para crear no solamente incidencia política en las delegaciones, sino que también crear un impacto institucional y social dentro de los otros representantes en la conferencia y en la sociedad en general.  Nuestros logros aquí se medirán no solamente por los resultados finales del acuerdo oficial de la COP15, sino que nuestra esfera de incidencia se expande en la forma que influimos, moldeamos, construímos y creamos conciencia en las sociedades, industrias y gobiernos por todo el mundo.

– Fernando Ausin, México D.F.

I am participating at the UN’s International Panel on Climate Change summit in Copenhagen (COP15) this week and next as a representative of the Latin American youth.  An international group of NGO’s, including 350, SustainUS, and the Canadian Youth Delegation, raised funds to pay for a group of 6 Latin American youth to come and represent the region.  I am fortunate to have been selected as one of them.

I decided to attend the COP15 because of several reasons.  First, because the Latin American youth has been represented poorly at prior UN Climate Talks.  Second, I decided to join because I recognized a few years ago that climate change is the greatest risk of our times… and finding solutions to it, our generation’s greatest opportunity.  Third, I am following my college professor’s advice with regards to the youth environmental movement: to “prepare for the breakthrough moment.”  That is, we are researching, analyzing and proposing solutions to the issues at stake in preparation for when we ourselves will be responsible for crafting the official decision-making and power.

Arriving to Copenhagen was quite easy.  A highly-industrialized, “first-world” country, Denmark boasts a clean and efficient public transportation system based on the typically northern European honor system.  Getting around is easy and safe and people are friendly and helpful to tourists.  The city shines with “Hopenhagen” logos and corporate billboards announcing their efforts to become more sustainable and eco-friendly.

The conference may be perceived as a typical business two-week summit.  Representatives from governments across the world are busy discussing their country’s positions and collaborating with like-minded politicians to reach agreements.  NGO leaders are running around the sessions questioning and pushing their group’s agendas.  And the youth here are soaking up information and researching the detailed proposals to try to make an impact.  The conference is buzzing with-late night excitement and work.

However, it all seems quite fake.  I feel like I walked into an eco-Disneyland, with Mickey Mouse and crew dressed up in suits & ties and the rides replaced by conferences and plenary sessions.  Just like the artificiality found in Disneyland, the infrastructure of this place has been created in such a way to give humans full control and benefits over nature.  Bluntly put, the city shelters warm-blooded animals by artificially warming the inside of concrete buildings by the burning of fossil fuels—three very tall coal smoke stacks constantly reminds us of this throughout the city.  The buildings, bright lights, cars and airplanes seem completely out of place in the frigid surroundings.

This Disneyland, however, is quite an exclusive show that not everyone can enter.  Accreditations have been requested months ago and participants have been pre-selected given their supposed added value to the conference.  Once here, getting in to the COP15 warrants three document scans and a full TSA-style security search.  Entering and leaving the COP15 building demand a lot more time than expected and it constantly reminds me of the rhetorically stale “all is necessary in the name of security.”  Politically, most of the proposals presented have been agreed to and pre-written months in advance.  Large countries have purposefully sent small delegations to COP, as they’re here to warm the seats before their Presidents arrive next week to sign a prearranged document. The dozens of simultaneous side events act as a sort of kiddy pool for NGOs, youth and minority groups to speak their brains while the “official” delegates play in the big field.

Progress does exist in this Disneyworld, however.  The Mexican Center for Environmental Law (CEMDA) convened a meeting yesterday for the leaders of national NGOs present at COP15 to discuss Mexico’s current political position and craft a joint position from our organizations to deliver to the Mexican delegation.  Although Mexico has already presented its strategic plans through the Special Climate Change Program (PECC) and its financial funding plans for climate change mitigation through its Green Fund, the Mexican NGOs have not taken a joint stance regarding climate change.  Our first meeting was quite weak (a Greenpeace representative proposed waiting until next year’s COP meeting in Mexico to more efficiently press the Mexican government), but after we recognized the importance of demanding more from each other and from the organizations we are here representing, we were finally able to organize and demand more from our governments.  We noticed that there are simply more people in our delegation of Mexican NGOs than in the 10-person official Mexican Government Delegation (perhaps alluding to the fact that the position may have been accorded long ago.)  We have arranged a meeting with the Mexican Delegation tomorrow morning and are busy typing up our joint civil society laundry list of demands.  The amount of incidence we will play this week and next will speak much about the flexibility and representation of both the Mexican government and the COP15 overall.

The socio-political and macro-economic challenges at COP15 are many: whether or not countries will promote continuing the Kyoto Protocol (a major discussion this week), the reduction targets and timelines each country will commit to, and what types of economic and political limits each country will demand from its industry and overall society.  Our global ecological challenge, on the other hand, is quite easy: recognize mother Earth’s limits and learn how to respect them the good way, on our terms and under our watch; otherwise, mother Earth may have to teach us a lesson, only this time it would be under her terms and on her watch.

We need to utilize COP15 to create not only a political influence in the delegations, but also make an institutional and social impact among the other representatives present at the conference and societies in general.  Furthermore, our success here will be gauged not only by the end-result of the COP15 official agreement.  Rather, our sphere of influence spans much larger, in the ways we influence, mold, shape and create awareness in societies, industries and governments across the world.

– Fernando Ausin, Mexico City

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  1. diciembre 17, 2009 8:31 am

    Mi estimado Fernando, felicidades por tan buen artículo creo que toca la esencia de los problemas de las cumbres mundiales y considero que están poniendo el dedo en el renglón al tener reuniones con la delegación mexicana. Solo agregaría una cosa, tenemos que estar conscientes que COP15 solo es un comienzo de muchos otros y que debemos dar continuidad a todo lo que suceda después de la cukbre pues será en ese momento donde podamos incidir en la ejecución de los acuerdos.

    Te mando un fuerte abrazo amigo.

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